Esto es Paris

COMISARIOS QUENTIN BAJAC, CLÉMENT CHÉROUX, CONSERVADORES DEL MUSÉE NATIONAL D'ART MODERNE

En el otoño de 2011, gracias al mecenazgo de la marca Yves Rocher, el Centre Pompidou adquiría la colección fotográfica de Christian Bouqueret, que constituía la última gran colección en manos privadas de fotografía francesa de entreguerras. Una adquisición rara, importante, a la que se consagra hoy la exposición Voici Paris – Modernités photographiques: 1920–1950, a través de la selección de unas trescientas imágenes, donde figuran algunos de los grandes iconos de la historia de la fotografía de la primera mitad del siglo XX.
Iniciada a finales de la década de 1970, la colección reunida por Christian Bouqueret incluye cerca de siete mil imágenes, en su mayoría en tiradas originales, obras de más de ciento veinte fotógrafos activos en París entre los años veinte y cuarenta. Representativa de la riqueza de la escena parisina, la colección mezcla las obras de figuras magistrales de la fotografía (Man Ray, Kertész, Krull, Dora Maar y Brassaï), con imágenes de fotógrafos menos conocidos (Moral, Steiner o Zuber). Con la adquisición de la colección Bouqueret, calificada de «obra de gran interés patrimonial», el fondo de fotografía del Centre Pompidou —una de las pocas colecciones del mundo capaz de presentar una historia completa de la fotografía moderna y contemporánea en su diversidad— se convierte en la colección de referencia para el estudio de la fotografía moderna en Francia en los años 1930. Voici Paris presenta una selección de imágenes inédita, que dibuja el retrato de la creación fotográfica en Francia en el periodo de entreguerras. En esta época, París acoge a numerosos artistas y fotógrafos extranjeros, amante de las fuerzas vivas de la escena internacional: Man Ray (Estados Unidos), Germaine Krull, Erwin Blumenfeld (Alemania), André Kertész, Brassaï (Hungría) y muchos otros llegan a la ciudad para instalarse y trabajar allí. Junto a los fotógrafos franceses (Henri Cartier-Bresson, Claude Cahun, Jean Moral, Daniel Masclet, Pierre Boucher, etc.), participan en uno de los periodos más resplandecientes de la historia de la fotografía: aquel en el que los artistas se apropian del medio para inventar la visión moderna.

Voici Paris cuenta esta historia, desde los primeros intentos experimentales de Man Ray hasta la inmediata posguerra: un periodo de gran intensidad fotográfica, marcado por la emergencia del surrealismo, los cuestionamientos políticos, las preocupaciones sociales y la llegada de la prensa ilustrada. La muestra presenta al visitante todas las corrientes que constituyen las grandes tendencias visuales del periodo y muestra la amplitud y la diversidad de ámbitos abordados por los fotógrafos procedentes de las vanguardias artísticas, pero también por los reporteros, ilustradores y fotógrafos comerciales. L'oeil nouveau (El nuevo ojo), la primera sección de la exposición, vuelve la vista a la forma en que dichos artistas experimentaron la fascinación por los signos de la modernidad: caminos de fábricas, muchedumbres urbanas, postes de telégrafos, ferrocarriles... Planos picados, contrapicados, vistas en movimiento: unas dinámicas influidas por el vocabulario y la potencia del cine, puestas al servicio de la exaltación del mundo moderno, el del hierro, el cemento y el objeto industrial. Desmarcándose de este enfoque, los medios surrealistas —desde Man Ray a Dora Maar, de Lotar a Blumenfeld—, más allá de los géneros abordados, siguen otras pistas, al servicio de un cuestionamiento más inquieto de la realidad, a menudo confundido con lo fantástico: experimentos, fotogramas, juegos y deformaciones de la figura humana permiten encantar lo real, donde lo imprevisto ocupa un lugar principal. L'imagier moderne (El imaginero moderno), tercera parte de la muestra, se consagra a las relaciones nuevamente instauradas entre el texto, la letra y la imagen fotográfica, a través del estudio de trabajos realizados con fines publicitarios o de ilustración, para la prensa o la edición. Con estos juegos tipográficos, fotomontajes y collages, el signo se vuelve tan importante como la letra. Bajo el título de Documents de la vie sociale (Documentos de la vida social), la cuarta parte de la exposición vuelve la vista al cuestionamiento social, cada vez más presente a lo largo de los años de la década de 1930, a través del tema de los trabajadores, del entretenimiento incipiente y del París nocturno. La última sección trata la forma en la que algunos fotógrafos, con una estética neoclásica, revisitan algunos géneros de la pintura: el desnudo, el retrato, la naturaleza muerta. Más allá de exhibir una importante adquisición, la muestra es un panorama de la creación fotográfica parisina entre 1920 y 1950 que el Centre Pompidou invita a descubrir en toda su riqueza y con todas sus contradicciones.